Normalmente, cuando una cámara captura un paisaje urbano, la imagen no tiene
vida, que es el ambiente opuesto total de una ciudad... Porque, precisamente,
las ciudades están llenas de gente, y son una fuente de energía y la vida.
El fotógrafo holandés Dennis Duinker capta la vitalidad a la
perfección con sus técnicas dinámicas. En su serie de tragaluces, utiliza una
velocidad de obturación lenta con una bandeja vertical para capturar rastros de
luz en el aire, creando un modelo precioso gráfico, vibrante. Se conectan los puntos
revelando un rompecabezas geométrico en el cielo sobre la arquitectura
imponente. El uso de un desenfoque de movimiento, trae a la ciudad al día con
un énfasis en las líneas horizontales y verticales.
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